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martes, 18 de diciembre de 2012

Siguiendo con la tradición, hoy toca hacer "pelotas".


Hoy, queriendo recordar nuestra infancia, los olores y sabores de esa época, nos hemos decidido a hacer por primera vez las "pelotas", un plato que se realizaba en toda la comarca en la época de la matanza del cerdo.

En casa de mi abuela, siendo muy pequeñas criaban cerdos, y los días  de matanza mi tía Olvido ayudada por Esther que era de Perdones, y mi madre novata en estos platos de matanza, preparaban el embutido y hacían las pelotas, nos encantaba el olor que inundaba las casas cuando se cocinaba ese plato, y mucho más comer el pote con las berzas.
Después de mis tías también recuerdo a una vecina, Celesta, la mujer de Marino, era de la zona de Gozón,  también las preparaba, la hermana de mi tía Esther,  cada vez que mataba y las hacían, nuestra tía nos traía la prueba, y últimamente la suegra de mi prima Mª Carmen, de la zona de  Carreño.

Tengo un recuerdo agradecido para  todas, porque sin ellas nunca sabría de esta exquisitez.

Dicen que la pelota o fariñona te gusta o no la puedes ver, pero a nosotras nos encanta.

La receta  que tenemos, en la sección de gastronomía de este blog, dentro del apartado de "platos de matanza", está dada por la hermana de mi tía Esther.

 Josefina, nos dio la sangre de los cerdos que mató, conseguimos el tocino fresco sin salar, en la "Carnicería de Blas", la harina de maíz en la plaza de Avilés, las cebollas de  Fina, o sea de Trasona, con todo ello, nos pusimos manos a la obra.


Lo primero que hicimos fue picar y dar un hervor a las  berzas que nos dio Eduardo.


Picamos el tocino un Kg. la misma cantidad de cebolla, preparamos los demás ingredientes, sangre, harina de maíz, la decíma parte de harina de trigo, dos cucharas de pimentón dulce, una de picante. un poco de oregano y tomillo, y sal.


En una pota grande, antes se hacía en un  barreñón, porque era mucha cantidad, mezclamos todos los ingredientes, añadiendo poco a poco la harina , hasta que se forman bien las pelotas.




A nosotras nos gusta, tirar el primer agua de cocer  las berzas, porque sino el sabor resulta un poco fuerte, luego las escurrimos y las ponemos a hervir  de nuevo con agua caliente,  y cuando están en plena ebullición , añadimos las pelotas, para que cuajen y no se deshagan.


 Las hemos tenido tres horas cociendo, luego hicimos  un sofrito  con ajo y pimentón y lo añadimos sin el ajo, dejándolo cocer un rato más.

Aparte, también cocimos unas pocas pelotas, solo media hora,  para congelarlas y añadirlas al pote cuando nos apetezca.
El resultado del debut en este plato no estuvo mal, alguna pelota se deshizo un poco, pero para nuestro gusto están muy ricas, y lo mejor, nos trajeron recuerdos de nuestra niñez y juventud.

La pelota o fariñona, también se come hecha en rodajas y pasada por la sartén con una gota de aceite caliente, está buenísima.


 Hoy estos platos ya no se hacen en casi ninguna casa, se venden en carnicerías ya preparados, embutidos los ingredientes en un trozo de intestino y cocidos.

Es un plato con mucha grasa y muchas calorías, ahora ya no se consumen tantas como antiguamente , trabajando en las caserías, pero no está mal un día al año volver a saborear estos platos con un sabor único.


No hemos querido decir que esta sea la mejor manera de hacer las pelotas, seguro que hay mucha gente que sabe hacerlas y que tiene trucos, heredados de sus mayores para hacerlas sabrosas, pero aquí relatamos nuestra experiencia de hoy, es una pena que no existan adelantos para poder pasar el olor a través de la fibra digital, porque os encantaría percibir el olor que tenemos en esta casa.



viernes, 2 de diciembre de 2011

Es tiempo de matanza

Estamos en tiempo de matanza, se hace en otoño cuando llega el frio en los días  alrededor de  San Martín, por eso a la matanza se llama también sanmartín, y desde tiempos remotos se realiza de forma artesanal.
La matanza del cerdo es un procedimiento habitual de sacrificio de uno o varios cerdos para preparar el embutido (chorizos, morcillas, jamones) que alimentarán a toda la familia durante el año.
Unos días antes se prepara todo, se afilan los cuchillos y se prepara la duerna, donde se mata el cerdo, es preferible elegir días en los que esté frio y no llueva, mejor cuando hiele, para poner el cerdo al sereno toda la noche.

El cerdo se cría en la casería durante un año, alimentándolo con restos de la comida de la casa, mondas, patatas, maíz, castañas, verduras, pan, harina de maíz, de avena, actualmente también se usa harina de soja etc.
Cuando llega la hora de matarlo tiene que pesar alrededor de doscientos kilos, se cuelga y después de degollarlo, recogen la sangre aprovechándola para hacer morcillas y pelotas o fariñón,  a continuación se procede a quemar la piel para pelarlo, antiguamente se hacía encima de un fuego hecho con leña hoy se hace con soplete, raspan toda la piel hasta que se quede sin pelo, se abre en canal, se saca el hígado, vísceras, tripas y se deja toda la noche al fresco, al día siguiente se despieza, se reservan costillas, lomo, lo que cada familia estime oportuno y con el resto se prepara el picadillo para hacer chorizos y morcillas.
 
Siempre  se picaba todo a mano, cebolla, grasa etc.,  hoy hay maquinas de picar y embutir la tripa  para hacer los chorizos, pero los métodos siguen siendo los mismos.
Antiguamente, el embutido se introducía en grasa derretida para su conservación durante el año, con los griñispos que quedaban al derretir la grasa, se hacían una especie de polvorones.
Los jamones y tocino  se metían en sal dentro del duerno, hoy todos los trozos de cerdo que se aprovecharan para comer durante el año, se congelan.

En Trasona  como en casi todos los pueblos se hacía la matanza en todas las casas, hoy solo se hace en algunas familias sobre todo en la zona de Santa Cruz cerca del pantano.
Es una pena que no se siga con esta costumbre, pero desde la industrialización casi han desaparecido todas las caserías de nuestro pueblo y la gente joven ya  no tiene tiempo, posibilidades ni ganas de hacerlo.
Desde este blog, queremos hacer un pequeño homenaje a estas familias que conservan las tradiciones, a pesar de todo el trabajo que se ocasiona y que ya no son tan jóvenes, gracias a ellos podemos seguir recordando lo que veíamos hacer en casa de nuestros abuelos cuando éramos pequeños y probando esos chorizos y morcillas que son especiales.