EN TRASONA YA NO HAY MOLINEROS
Elia de joven al fondo el molino
En Trasona, cerca del palacio de los condes de Peñalver había un molino al lado del rió Alvarés del que gracias a una ñora se recogía el agua con toda la fuerza para que el molino hiciese de los granos de maíz una harina fina muy apreciada por los vecinos de Trasona para hacer papas o fariñas y unas buenas boroñas.
Los primeros datos que tenemos de los molineros datan de finales de 1800, en la lista de colonos de los condes de Peñalver figura el nombre de D. Eduardo Guardado Solis.
En 1933 pagaban de renta anual a los condes por el molino 450 pesetas, según consta en los documentos
Eduardo Guardado se casó con Rosa y tuvieron tres hijos: Emilia, Pilar y Pepe.
Según relato de su nieta Elia, un día Eduardo vio a Rosa en la ñora del río, pero cuando llegó a casa asustado no la encontró y le dijeron que era imposible porque Rosa había ido a la Iglesia, a los dos días Rosa se murió repentinamente y su marido se quedó viudo con tres hijos pequeños y solo con la ayuda de su madre para atender a los niños y al molino.
Eduardo con sus dos hijas Pilar y Emilia
Nunca se quiso casar otra vez y al fallecer su madre contrató una molinera para que le ayudase en el molino, a las hijas no les gustó mucho la idea porque la molinera censuraba todo lo que hacían.
Con el tiempo Pilar se casó y vivió en Overo, Pepe emigró a America, y Emilia se casó con José Fernandez, también era de Trasona, de casa Berdeja, se quedaron en el molin.
Imagen de la boda de Emilia y José
Con la llegada de José, el molino tuvo su época de esplendor.
Al tener siete hijos tuvieron que ampliar la casa, antes de la guerra subieron un piso y lo acondicionaron para vivir con un poco de comodidad, también construyó un llagar donde se hacía sidra de toda la manzana de las pumaradas de Trasona, sidra que tenía mucho prestigio y vendían a todas las sidrerías de Avilés y comarca.
José y Emilia inculcaron a su familia unos valores morales y religiosos, a su casa no llagaba ningún pobre sin que le dieran de comer , techo y hasta les lavaban la ropa para que continuasen limpios y secos pidiendo por los caminos de Asturias
Otília se casó y fue para Valliniello, Arcadio se hizo comerciante de Avilés, Covadonga se caso con Pepe C´ Candido, tuvieron tienda y bar en S. Pelayo en Trasona, les expropiaron para hacer la autopista, Elia se casó con Arturo y vivieron en Overo, Lalo se caso con Nieves y se quedó a vivir en el molino con sus hermanos Piedad y Antón que se quedaron solteros.
Con la llegada de Ensidesa a Trasona todo cambió, con la construcción del pantano desapareció la fuerza del agua de la ñora y tuvieron que conectar el molino a la corriente, también desaparecieron las grandes pumaradas y las vega llenas de maíz y fabas de nuestro pueblo.
El llagar y el molino fueron muriendo poco a poco, como José el molinero.
El recuerdo que yo conservo del viejo molino es ir con mis tías a llevar maíz en un paxo y una saca de tela para al cabo de unos días a recoger la saca llena de harina, siempre nos atendía Piedad , muy limpia pero con sus prendas oscuras y su pelo emblanquecidas por el polvo de la harina del molino, Piedad siempre daba una sensación de serenidad, las tres hermanas que yo conocí Piedad, Covadonga y Elia eran iguales educadas, sencillas y cariñosas con todo el mundo
Hace una semana hemos enterrado a Elia, la última hija de José y Emilia que todavía vivía, con ella se fueron los relatos de las historias del molino que contaba a sus hijos Juan, Roberto y Cova, estas historias quedan en la memoria de sus hijos, nietos y a su nuera Justi que pasó toda la vida viviendo a su lado escuchando las narraciones de Elia.
Elia murió como vivió, tranquila, en paz y feliz en casa de su hijo Roberto, rodeada de sus hijos, nueras y de los cuatro nietos de los que estaba tan orgullosa.
Elia con sus nietos hace un año