Entre esta foto de Nuria, hija de Elena y Lolo Pendás y esta otra han pasado unos cuantos años.
La niña preciosa, que pasó su infancia en Trasona correteando por Silvota, divirtiéndose con sus amigas en el Centro Cultural y Recreativo de Trasona, se ha convertido en una madre estupenda y propietaria, con su marido Dani Mora, del mejor
restaurante de Menorca, Sa Pedrera des Pujol
y según la revista Vanitatis punto de referencia, con la mejor vinoteca de la isla.
Estos días estuvimos en Menorca y no pudimos dejar pasar la oportunidad de conocer el restaurante de Nuria, hacía muchos años que no la veíamos, desde pequeña.
Comprobamos la veracidad de todas las
criticas gastronómicas. El día que fuimos se celebraban
"las jornadas gastronómicas de Sant Lluis" y nos encantaron todos los platos desde el primero, hasta el postre.
Al final, preguntamos por Nuria, queríamos hacerle una pequeña entrevista para conocer su vida actual y si echaba de menos esta tierrina.
Nuria nos recibió con todo el cariño del mundo, nos recuerda mucho a su madre, encantadora, amable y con una sonrisa siempre en los labios.
Nos contó que ya lleva 20 años en la isla.
Llegó con su novio, Dani Mora, hijo de un asturiano que fue a hacer la mili a Menorca, se enamoró de una menorquina y se la trajo a vivir a Avilés.
Dani recién acabados sus estudios de cocina en la escuela de hostelería de Begoña, propuso a su novia, ir a Menorca a pasar una temporada en la tierra de su madre, Nuria, como a casi todas las personas que entran por el Puerto de Mahon, quedó deslumbrada por la isla y lo que iba a ser un espacio corto de tiempo, se convirtió en un asentamiento definitivo.
Dani, trabajó durante unos años en distintos restaurantes de la isla y Nuria, que domina idiomas trabajó en Avis, agencia de alquiler de vehículos, el tiempo se fue pasando y al cabo de diez años tomaron la decisión de montar su propio negocio, se trataba de un restaurante que quedaba cerca de su casa al que acudían frecuentemente.
Dani en la cocina y Nuria en sala, estupenda relaciones publicas, en unos años, dieron a su restaurante un prestigio reconocido por todos los críticos gastronómicos.
Un detalle de las cocinas, con los utensilios para servir distintos platos especiales.
Nuria, que siempre decía de pequeña que no le gustaba para nada el negocio de la hostelería, se convirtió de la mano de Dani en una experta en vinos, decoradora de tartas y anfitriona perfecta.
Una de las paredes de su vinoteca, en un lugar especial a la temperatura ideal para los vinos.
Por estos comedores han pasado deportistas famosos, políticos, ministros, actores y cantantes, además de personas de alto poder adquisitivo que acuden a la isla en yate y conocedores de las buenas críticas acuden como nosotras a comprobar si es verdad, todo lo que dicen.
Dani utiliza par su cocina productos típicos de la isla, mermeladas, confituras, sales, embutidos, manzanilla ...., ante la curiosidad de todo los comensales por donde conseguir esos alimentos, estos días están montando una mini tienda donde puedan adquirir esos productos.
Son frecuentes las visitas a la isla de los padres de la pareja, sobre todo ahora que tienen un niño, a los abuelos les encanta ir a visitarlos y a echar una mano, que siempre viene bien. Lolo, carpintero, artista. ... siempre tiene algo donde pasar el rato, estas estanterías donde Dani tiene todos los libros de gastronomía las hizo él.
Esta trasoniega emprendedora, siempre tenía ganas de montar un bar en Mahon, llevaba años echando el ojo a un local, situado en un lugar estratégico de la ciudad, justo cuando se terminan las escaleras que suben del puerto, un día se cumplió su deseo y montaron "La Mojigata".
Este bar es pequeñín, se sirven unas tapas estupendas, muchas las prepara Dani en Sa Pedrera y Nuria las lleva todos los días, tienen hasta fabada entre sus platos.
Aquella pareja de jóvenes que llegó a Menorca hace veinte años, hoy cuenta con una plantilla diaria de siete empleados durante todo el año y los meses de verano son catorce, todos grandes profesionales.
Nuria no puede olvidar a su pueblo Trasona, recuerda detalles de su infancia y adolescencia, dice que si volviera a nacer le encantaría volverlo a hacer en Trasona, en aquellos tiempos era como una gran familia, recuerda las funciones de teatro que se hacían en el Centro, donde ellas participaban. Recuerda como Miro impulsaba todas las actividades y ahora gracias a Iruchi que las cuelga en el Facebook y nosotras las compartimos en el nuestro, del que Nuria es amiga, las ha vuelto a ver.
No se pierde nada de la actualidad de Trasona, nos sigue todos los días y sigue a este blog, aparte de lo que le cuenta su familia y amigos.
Todos los años procuran volver a Asturias y no perder el contacto con sus familiares y amigos, su hijo tiene expresiones en asturiano y baila el xiringüelo.
Precisamente lo que le gusta de la zona donde vive, es que todavía conserva el espíritu de pueblo, donde todo el mundo se conoce y a nadie le importa hacer un favor al vecino.
Le da pena no poder acudir a la comida de la
Fiesta de Indianos que vamos a hacer por las fiestas de San Pelayo, donde acudirá toda la familia de Silvota.
Se alegró de que la idea de la comida se nos hubiese ocurrido gracias a lo que su padrino Ton escribió relatando cuando venían los cubanos a Trasona para la fiesta, ella ha querido contribuir con un donativo para así poder estar presente de alguna manera.
Ha recordado a su abuela con nostalgia, pensando que como le gustaría estar presente y echar un cantarín.
Carmen Silvota, con su hija Elenita, al fondo el desaparecido Caserío del Bordal, son la abuela y la madre de Nuria Pendás.
Nosotras también la recordamos, ella nunca llegó a conocer la tierra donde vive su nieta, pero estaría muy orgullosa de ver a la hija de Elenita, convertida en la mujer que es hoy, atendiendo a todas esas personas anónimas e importantes que acuden a su restaurante en el idioma que hablen, con la mejor de sus sonrisas y haciendo clientes donde sea, gracias a su don de gentes.
Gracias a Nuria y a Dani, por dejarnos conocer un poco mejor su vida para poder compartirla con todos los amigos de Trasona, estamos orgullosos de vosotros, la próxima vez que vayamos a Menorca volveremos.
Invitamos a todos los que visitéis Menorca a que no dejéis de acudir a estos dos sitios, que os hemos recomendado,
Sa Pedrera des Pujol como el mejor restaurante de la isla y la Mojigata, para descansar y reponer fuerzas después de llegar a Mahón o mientras paseáis por sus calles con historia.
Hoy esta entrada ha sido la primera relatando la vida de los trasoniegos fuera de nuestro pueblo, seguiremos con más entradas para conocimiento de todos.
Desde esta visita en 2014, hemos vuelto a Menorca en cuatro ocasiones y en cada una de ellas hemos acudido a comer a Sa Pedrera des Pujol.
Este año, hemos vuelto a ir a esta isla que nos encanta, coincidimos en el vuelo con Lolo y Elenita. Su hija, yerno y nieto estaban esperándolos en el aeropuerto, nos dio alegría verlos y les dijimos que iríamos a saborear las delicias que hace Dani y así lo hicimos.
Nos recibió Nuria con una sonrisa como siempre y nos mostró los cambios realizados durante la pandemia.
Han ampliado los salones y han hecho ellos mismos con la ayuda de un amigo esta barra nueva mientras estaba el restaurante cerrado.
Esta terraza ya la tenían, pero no habíamos puesto la foto en el reportaje todavía, algún año comimos afuera, está adornada con plantas y arboles.
Hemos tratado de realizar las fotos sin sacar a los comensales, pero había unas cuantas mesas ocupadas, algunos tomando el menú degustación con todos los platos y bebidas incluidas, los comentarios eran "exquisito", "mucho más de lo que esperaba", "increíble" y muchos más piropos de los que nos hacemos eco.
Cuando llegas te traen una preciosa botella de agua fría que agradeces con el calor que había esos días en Menorca, unos frutos secos garrapiñados con un toque de curry, luego viene el aperitivo.
Una brandada de pescado y una crema de coliflor.
Nosotras pedimos como entrante unos rollitos crujientes de perdiz con col y hoisin de ciruelas, que estaban exquisitos.
Luego pedimos el arroz meloso de pulpo y cebolla.
La foto del arroz no quedó muy bien, pero lo importante es que estaba exquisito.
La tartera con el arroz la colocan en otra mesa central para ir sirviendo, pensamos que nos lo habían servido todo, pero al terminar nos dicen que todavía hay más y yo repetí, claro, estaba buenísimo, las raciones de Dani son muy abundantes, es cocina moderna pero rica, rica, con mucho sabor.
Como consecuencia, ya no pudimos tomar postre, con una infusión y un café nos sentimos encantadas.
Al despedirnos, Nuria nos aconsejó caminar tres minutos para visitar la Talaia de Sa Pedrera de Pujol, situada a unos metros de su restaurante, le hicimos caso y nos prestó mucho, no lo conocíamos, os lo aconsejamos para cuando os acerquéis a comer.
Cuando regresamos a por el coche nos fijamos en la entrada.
Y nos despedimos prometiéndonos que cada vez que acudamos a esta maravillosa isla, seguiremos acercándonos a degustar los platos de este cocinero artesano que reúne calidad, tradición y modernidad.
Gracias Dani Mora y Nuria Pendás.
