Este mes de marzo comenzó con un montón de proyectos que realizar, no íbamos a tener un minuto libre .
Lo primero era preparar la maqueta para el concurso de carrozas de Pascua en Avilés.
Luego, entrevista para la prensa y radio y todo perfecto.
Llegó la segunda semana y había que tener todo preparado para la boda de nuestro familiar, era el día catorce.
Había un poco de miedo entre los invitados, pero yo no lo tenía, me parecía imposible que fuese a pasar nada.
Esa semana se cerraron todos los centros culturales del concejo.
Las fiestas de Pascua de Avilés se suspendieron, se suponía que para Semana Sana sería el pico de la enfermedad, ya no haríamos la carroza, para el año que viene seguirán vigentes las maquetas que se habían presentado.
Los colegios cerraron y los niños se tuvieron que quedar en casa.
El viernes día trece la boda se pospuso, no había garantías de que se pudiese celebrar ni que el restaurante estuviese abierto ese sábado.
Finalmente el sábado a las 12h. se decretó el estado de alarma cerrando todos los restaurantes y prohibieron la agrupación de personas.
Se cerraron los bares y nos confinaron a todos en casa.
En el Centro quedaron "aquellas vecinas trabajadoras" de Trasona, colgadas en sus paredes, sin recibir visitas para conocer sus vidas, solas, sin nadie que las visitase.
De repente todo nuestro mundo se vino abajo y lo único importante es tener salud y que el bichin no nos pille.
Los planes, las ilusiones, los viajes todo quedó anulado y nos dimos cuenta una vez más que todos somos iguales, y que los verdaderos héroes no son los mejores deportistas ni famosos, son los profesionales que tienen que exponerse, muchas veces sin medios para protegerse.
A mí me vino a la cabeza otros tiempos cuando el sida comenzó y nosotros tampoco teníamos nada para protegernos, en quirófano, solamente unos mandiles realizados con las fundas de los colchones, que se colocaban los cirujanos debajo de la bata de tela, porque entonces no había batas ni equipos desechables, pero salimos gracias a Dios sin contaminarnos. Ahora con muchos más medios, en muchos hospitales están parecidos a nosotros en aquellos años. Como resultado ahora hay muchos sanitarios contagiados
En los supermercados empezaron a desaparecer todas las mercancías y había grandes colas, todos muy juntitos.
El personal de los supermercados también sufren el riesgo al contagio.
Ahora, han puesto la distancia mínima en las cajas y las personas cuando vamos a comprar ya tenemos mucho cuidado, pero nos queda el miedo y estamos deseando que pasen los días sin contaminarnos.
En medio de todo esto, la perrina se nos puso muy mal y tuvimos que acudir al veterinario de Avilés, con un documento por si nos paraba la policía, ahora ya está bien.
La pandemia empezó a expandirse inundando todo y haciendo sufrir a toda la sanidad española.
Los que tenían sospecha de ser portadores del virus se tuvieron que aislar en sus casas, la mayoría sin saber si eran positivos y muchas veces mueren sin que les llegue a hacer el análisis. Son tiempos muy duros para los que no estábamos preparados.
A nosotras nos vino el recuerdo de la pandemia de 1918 y 1919, aquella maldita peste llamada la "gripe española" donde habían fallecido muchas, muchas personas.
Nuestra madre siempre nos contaba como habían fallecido sus dos tías, hermanas de nuestra abuela.
Nos parecía una historia increíble, como iba a pasar aquello, no lo podíamos creer. La historia fue ésta:
Primero enfermó el marido de Amparo, luego ella, su hermana Caridad fue a cuidarla desde Torrevieja a Valencia. Amparo y su marido murieron y a ella se la llevaron en un carromato con otros muchos cuando murió su hermana, seguro que tendrían sospecha que estaría contaminada, pero su madre decía que la habían llevado sana y nunca supieron lo que habían hecho con ella.
Tenemos su foto realizada por Darblade, el mejor fotógrafo de Torrevieja en 1919, con esta foto había ganado numerosos premios. Nuestra bisabuela nunca volvió a la normalidad después de aquello, murió de mayor y jamás se le borró de la mente.
Al poco tiempo nació nuestra madre y le pusieron de nombre Caridad como la tía que acababa de desaparecer.
Hoy vemos que aquello que nos parecía imposible, esta pasando en España, los infectados mueren solos sin sus familias que ni siquiera pueden visitarlos en los hospitales, y lo comprendemos aunque nos parece muy triste.
Cada día estamos enterándonos de más personas conocidas que el virus está atacando, ya no hay tiempo para enterrar a los muertos y están apilados es locales especiales para eso.
No sabemos cuando pasará.
Nuestro párroco emite la misa y el ángelus a diario por internet, son tiempos para rezar por los enfermos y por los que se van sin poder siquiera hacerles un funeral.
Gracias a Dios, hemos pasado este mes sin tener síntomas, pero no sabemos cuanto duraremos así, la recomendación de quedarnos en casa parece que está surgiendo efecto, paro hay que salir a trabajar y en el ambiente sanitario no hay muchos medios para poder estar seguros, faltan equipos, mascarillas fiables y todo lo demás.
Hemos ordenado armarios y encontrado cosas que pensamos que teníamos perdidas, estamos haciendo labores de jardinería y de ganchillo, todo para estar entretenidas y que los días pasen rápido.
El domingo 29, hizo once años que murió nuestra madre y no le pudimos llevar flores, Loli puso unas calas en casa, dentro de unos días será su cumpleaños y no podremos celebrarlo, lo haremos en casa.
Desde nuestra casa no se nos oyen los aplausos a los valientes que están dando la cara trabajando estos días, ni aparece la policía con sus sirenas para rendir homenaje a todos ellos, pero por nuestra profesión sabemos lo duro que es trabajar con aislados y verlos sufrir solos, sin el cariño de su familia.
A pasado marzo y deseamos que pase pronto todo y que salgamos reforzados, con más ganas de ser un poco mejores sin dar tanta importancia a las cosas materiales y si a las personas.
Un abrazo para todos y
QUEDAROS EN CASA